Sobre podcasts, guiones y resultados

Todo el mundo que graba un podcast hace una serie de preparativos. Dependiendo de muchos factores (que grabe una única persona o varias, temática, duración, etc.) es posible que los preparativos mínimos viables sean unos u otros, pero siempre es necesario alguno.

A partir de ahí, queda de tu mano determinar el punto óptimo. Hasta qué punto esos preparativos representan beneficio para el resultado final, y a partir de qué punto ya no lo hacen. De hecho, existe un punto de inflexión en que no solamente no aportan al resultado —por lo que se convierten en una inversión inútil— sino que contribuyen a deteriorarlo.

Por ejemplo, un guión es un preparativo básico y casi siempre necesario. Cuanto menos, el tema o temas principales sobre los que deseas hablar y un desglose mínimo con las ideas centrales que te faciliten no olvidarlas. Desde ahí hasta desarrollar un guión milimetrado —en que prácticamente te dedicarás a leer— existe un mundo.

Ocurre que a mayor detalle, menor espontaneidad. Menor frescura, menos naturalidad y menos lugar a la conversación real entre humanos, cuando graba más de una persona. Y viceversa ocurre lo mismo. También ocurre que a menor detalle, mayor lugar a la improvisación; algo que no siempre es deseable. Depende del tipo de podcast, depende de tu público, depende de tu destreza.

Y esto no solamente ocurre con los podcasts, sus guiones y el resultado final que se produce. Ocurre con todo, en cualquier lugar al que mires. En cada situación la medida óptima cambia. Eso es lo divertido. 15′ en el horno sabe hacerlo casi todo el mundo, pero entonces todas las magdalenas se parecen. En ocasiones, que no exista receta te brinda la oportunidad de hacerlo mejor.