Ya sabes que esto funciona, te ha ocurrido en varias ocasiones.
Cuando estás rozando algo con los dedos, pero por más y más esfuerzo que haces no consigues llegar a cogerlo, llega el momento de parar. La solución no se encuentra en estirarse más. Ni intentarlo de nuevo. Ni una vez más. Todo eso ya lo has hecho y solamente llegas a rozarlo.
En su lugar, ve en dirección contraria. Gírate, piensa en otra cosa, haz otra cosa. Si no lo recuerdas, olvídate y de pronto lo recordarás. Si no tienes ideas, olvídate y de pronto inundarán tu mente.
Encontrarás la solución en otro lugar. Y cuando no, encontrarás la perspectiva necesaria para darte cuenta de que estaba donde buscabas, aunque no pudieras verla.