Siempre has tenido —y tendrás— dos opciones. Una es atender a lo que se te diga y pida. Otra, tomar la iniciativa.
En el primer caso, nada cambia. En el segundo, avanzas.
La sociedad, en general, premia a quien hace lo que se le dice aportándole estabilidad. Contarán contigo para mover la maquinaria que han desarrollado otros. Pero no para ser partícipe a la hora de desarrollar ideas o tomar decisiones para crear nuevas máquinas.
En realidad, aportar ideas que alguien quiera escuchar o tomar parte en el trabajo que de verdad marca la diferencia no va a pedírtelo nadie. O tomas la iniciativa, o te quedarás siempre donde estás hoy.