Elige el aporte innato

Has escuchado y leído en muchas ocasiones que no puedes complacer a todo el mundo. Los motivos son obvios y los ejemplos infinitos. Nadie ni nada gusta a todo el mundo.

Tu trabajo, tu persona y tu forma de actuar no gustarán a todo el mundo. Con suerte, le gustarán a un ínfimo porcentaje. Pero ese ínfimo porcentaje es el que se encuentra dentro del círculo de tu aporte innato. A esas personas les aporta que hagas lo que haces, siendo quien eres. Sin más esfuerzo.

En cada ocasión que tratas de hacer algo especial para ampliar mínimamente ese círculo, haces un esfuerzo. Es importante conocer qué esfuerzo necesitas hacer, qué beneficio puede aportar, y qué perjuicio puede causar.

Es diferente invertir en dar a conocer lo que haces para llegar a más personas, que invertir en cambiar lo que haces para llegar a otras personas. En el primer caso, tu círculo puede ampliarse. En el segundo, pueden llegar nuevas personas a tu círculo, pero otras que ya estaban podrían salir. El círculo podría reducirse en lugar de crecer. Y lo que es más importante, podrías intercambiar personas a quienes aportas siendo quien eres, por otras a quienes solamente aportas esforzándote por ser quien no eres.