A estas alturas, poca gente no conoce la historia de Apple. Quizá no al detalle, quizá no completa, pero sí determinados hitos que han trascendido de forma estrepitosa.
Casi todos ellos guardaban relación directa con Steve Jobs. Desaparecido Jobs, desaparecidos los hitos significativos.
Steve Jobs era un tipo peligroso. Igual de peligroso para la competencia que para los accionistas de su propia empresa. Era el tipo de persona que podía encabezar la creación de algo que cambiase el mundo, y a la vez capaz de propiciar un batacazo económico de dimensiones gigantescas.
No era el tipo de persona que quieren al frente de la enorme empresa. No lo era porque en ese mundo de la enorme empresa se persigue algo que no era lo que Jobs perseguía. Se persigue el dinero. Y aunque Jobs consiguió atraer mucho dinero, no era el epicentro de su búsqueda. Él buscaba otra cosa y el dinero era una consecuencia. El fracaso y las pérdidas económicas también.
La empresa quiere a un tipo como Tim Cook. Sin ese aura, alguien que no es capaz de encabezar una revolución. O que no quiere hacerlo. La empresa adora el statu quo. El bajo riesgo. Sueña con el gran éxito, pero sin embargo no tolera el gran riesgo que implica.
¿Ha mutado el ADN de Apple?
Depende como se mire. Apple ha sufrido la evolución lógica que cualquier empresa de éxito seguiría, mientras caminaba desde un garaje hasta la cima del mundo tecnológico. Ha pasado de un inicio caracterizado por el riesgo centrado en crear algo realmente innovador, a una posición de dominio y poder en que reducir ese riesgo a niveles mínimos es casi lo único que importa. Lo que ocurre es que con el riesgo desaparece esa innovación capaz de levantarte de la silla durante una keynote.
Se trata de una evolución que en cualquier otra empresa percibimos lógica. Pero en Apple no. La diferencia, lo que hace que muchas personas nos sintamos defraudadas con esta evolución, es que ha existido alguien que nos ha mostrado otro camino. Nos ha enseñado que otro modo es posible. Y ahora el camino de los demás nos parece insuficiente para quien hizo más.
Hay personas por ahí que ponen el valor en el centro y asumen el riesgo que conlleva. Yo espero verlas crecer, firmes a sus convicciones. Pueden llegar lejos, crear algo realmente fantástico aún desafiando al statu quo. Jobs lo demostró.
[Gracias a Antonio José Masiá por proponerme la idea que ha motivado la creación de esta entrada]