Cuando ofreces una experiencia premium siempre hay un protagonista, un factor o detalle que destaca por encima de los demás. Es el que le da el toque inimitable. Es necesario que prestes atención al resto de detalles pero son complementos. Ayudan a potenciar y sumar.
Puedes tomarte un coctel en la terraza de un hotel. El protagonista en la experiencia no siempre es el más obvio y en este ejemplo, sin más datos, esperarías como protagonista al coctel. Una preparación sorprendente, arriesgada, una mezcla de sabores explosiva o una presentación inimaginable que contribuyan a marcar una experiencia que destaca.
Pero, en este caso, el protagonista no es el coctel. La fotografía que encabeza estas líneas está tomada desde la terraza. Es la fotografía que toma todo el mundo, aunque los cócteles sean magníficos. La brisa, las vistas de la ciudad, la puesta de sol… el lugar desde el que cada persona que pasa quiere tomar una fotografía. Una terraza en la azotea que reúne las condiciones necesarias para que la experiencia pueda ser única. Y a partir de ellas, el resto de detalles —servicio, coctel, etc.— deben acompañar y potenciar, para poner el broche y dejar una marca que no se borre.