Probablemente no, y probablemente no sientas en absoluto la necesidad. Pero créeme si te digo que cuando escribes un nuevo mundo se abre ante ti y te beneficiaría mucho plantearte hacerlo. Da igual cuánto, y da igual sobre qué. Es lo de menos.
Escribir oculta muchos beneficios tras de sí. Podría hablarte sobre algunos de ellos, pero dejaré que lo haga Sam Spurlin:
Si el proceso de escritura ofrece algún destello de iluminación, se debe al esfuerzo de verte a ti mismo a través de los ojos del lector, de ponerte en su lugar y leer tus palabras como si fueran las palabras de otro. Escribir no es un reflejo del yo, sino su transmutación. El acto requiere exteriorizar los contenidos de la propia mente en una nueva forma que pueda ser vista y entendida por otra persona. No hay otra vía para el autoconocimiento.
Aprende a aproximarte a tus textos como lo haría un extraño. Aprende a leer, sentir e interpretar lo que escribes como lo hacen otras personas a través de tus palabras. Te ayudará a crear mensajes en lugar de cadenas de palabras. Te ayudará a transmitir acción a través de percepción. Y tal vez de este modo aprendas a conocerte de un modo que desconocías. Y que seguirás desconociendo si no lo haces.