Es común leer o escuchar frases como tu trabajo no consiste en leer o redactar emails, o muchas otras por el estilo. En algunos casos, es posible que tengan razón en parte, aunque se trata de una dramatización. Sin embargo, lo que realmente te aportaría valor es algo menos común. Y es olvidarte por un momento de en qué no consiste, para centrarte por completo sobre en qué sí consiste tu trabajo.
Son varias las ocasiones en que he mantenido conversaciones con personas cercanas sobre este tema. La mayor parte de ellas, responden de forma nebulosa. O bien aportan una descripción demasiado abierta que no es válida realmente para acotar con un mínimo rigor, o bien un sinfín de detalles concretos en exceso cuyo resultado es el mismo. En ambos casos lo hacen, casi siempre, porque no sabrían acotar con exactitud ese área común entre qué esperan aportar y qué esperan los demás que aporten.
Lo ideal sería comenzar por ahí. Si realmente sabes dar una respuesta firme a esa pregunta, muchas otras cuestiones que hoy te generan dudas se tornarán evidentes. Probablemente tu trabajo se base en cubrir alguna carencia o resolver algún problema, pero ese es sólo el inicio para comenzar a tirar del hilo. Si lo tienes claro, pocas palabras bastan para decir mucho.