El quiero y el debo

Una persona me ha propuesto escribir una entrada sobre el quiero y el debo. En concreto, su propuesta ha sido la siguiente:

Productividad y Motivación. Actitud y predisposición. Cómo transformar las cosas que “tenemos” que hacer en las que “queremos” hacer. Encontrar el modo de generar esa motivación positiva, esa actitud que nos predisponga a entrar en la zona y a no perder el foco. Cómo hacer que la siguiente acción que tiene sentido hacer ahora sea la que realmente queremos hacer.

Lo cierto es que es un tema que me parece realmente interesante. Demasiado amplio y seguramente imposible de tratar al completo en una única entrada. Podrían dársele enfoques muy diferentes, pero ya que menciona las Siguientes Acciones trataré de hacer un guiño especial a GTD® al darte mi opinión.

En realidad, nada más que he leído estas cuestiones (Cómo transformar las cosas que “tenemos” que hacer en las que “queremos” hacer; Cómo hacer que la siguiente acción que tiene sentido hacer ahora sea la que realmente queremos hacer) ha venido a mi mente la respuesta corta. Porque la hay, bastante corta, y cuya base es la misma para ambas cuestiones.

Cuando eres una persona efectiva, lo que haces cumple con ambos criterios. Es lo que tienes que hacer, y es lo que quieres hacer. Luego están las cosas que entiendes que tienes que hacer pero no quieres, y las que quieres hacer pero entiendes que no debes. Y en ambos casos, mientras algo no cambie, no haces nada con ellas. Esa es la respuesta corta.

Puede sonar radical. Y si te digo que muchas cosas que crees que no quieres hacer en realidad sí quieres hacerlas, es posible que suene más radical e incomprensible aún. Pero podemos profundizar un poco.

Y un buen modo de comenzar sería a través de una de esas frases de sabiduría popular que raramente se equivocan: nunca aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes. Es posible que en alguna ocasión te hayas repetido esta frase, no serías diferente a la mayoría de personas.

Si lo has hecho, es porque un acontecimiento (probablemente desagradable para ti) te ha recordado un tiempo —prolongado— en que no has prestado la atención suficiente —que ahora sabes que merecía— a algo o alguien concreto. En GTD®, esto se traduciría en la consecuencia de no haber definido adecuadamente qué significa realmente esa cosa o persona para ti. O, al menos, de no haber reflexionado sobre ello y no tenerlo presente.

Con cualquier tipo de recordatorio en tu sistema puede ocurrirte lo mismo. No has definido adecuadamente qué significado tiene para ti. Y esto te ha ocurrido y ocurre a causa de, fundamentalmente, uno de dos motivos. El primero se basa en que no tienes la claridad suficiente al respecto de qué quieres. El segundo, en que no has llevado a cabo el proceso comparativo que te ayude a determinar  acercamiento y alejamiento entre qué quieres y eso que traes entre manos. Ese proceso comparativo entre tu visualización del resultado de hacer algo al respecto o no hacerlo podría llamarse recompensa, y que se presente más o menos suculenta ante tu mente depende de cómo se relacione con tus quiero más elevados.

No necesitas ser un gurú de la efectividad personal para evitar caer en este error. Sólo necesitas un poco de atención, un compromiso interno de sinceridad absoluta, y una pregunta: ¿Para qué?

Con esto, que como ves no es mucho, podrías llegar a establecer un claro nexo entre hacer esa llamada a ese cliente enfadado que cree que no ha recibido la calidad de servicio más adecuado y practicar todo lo que te han contado en ese curso sobre negociación que tanto te ha gustado. O quizá con tu promoción profesional. Incluso con tu compromiso de ayudar a las personas o hacer algo que realmente merezca la pena cada día. O quizá, simplemente, con el hecho de mantener un trabajo que te llena. O que te permite libertades que convierten tu vida en algo mejor.

Definir qué es algo y qué significado tiene para ti —con todas sus implicaciones— es el proceso que unifica el debo y el quiero en las ocasiones en que realmente deben unificarse. La motivación está estrechamente relacionada con hacer lo que quieres y la satisfacción con haber hecho lo que debes. Y puedes tener ambas por igual cuando te centras en alinear lo que debes y quieres.

Sin embargo, cuando no te tomas en serio definir lo que llega a tu vida te quedas en las primeras capas. En las más básicas y primarias. Permíteme decirte que cuando trabajas en esas capas, el quiero y el debo suelen ser espejismos. No son reales, sólo lo parecen. Y cuando trabajas con información incorrecta en este campo, la consecuencia siempre es la misma. Dejas pasar una vez tras otra tu oportunidad para evitar tener que repetirte mañana que nunca aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes.