Cuando estás evaluando una situación o un plan de futuro existen dos extremos que son realmente útiles. Ambos lo son por igual, más que cualquiera de los supuestos intermedios entre ellos.
El primero se basa en la visión optimista pero realista, en ver y sentir cómo se sentirá un éxito rotundo. Es el extremo motivador, fuente de creatividad y grandes ideas que podrán ayudarte en tu camino.
El segundo se basa en un enfoque diferente pero igualmente útil. Pensar sobre qué puede salir mal o que obstáculos puedes encontrar en tu camino te ayudará a prever situaciones indeseadas y anticiparte a ellas.
En ambos casos puedes extraer información muy valiosa. Recuerda que coexisten dos caras, siempre. Y prepararte del mejor modo posible pasa por conocer ambas.