Corrección política

La corrección política es una pérdida de tiempo. De hecho, es más aún que eso.

Si no aportase nada a lo que quieres conseguir, seguramente podría decirse que se trata de lo que comúnmente llamamos una pérdida de tiempo. Un extra en el que se invierte algún tipo de recurso y no aporta. Pero no es así. En lugar de no aportar, resta. Sacrifica el mensaje adecuado en pro del mensaje que deseas oír, algo que casi nunca puede hacerse sin alterarlo profundamente.

Decirte lo que quieres oír es sencillo. Y socialmente suele estar bien recompensado, lo cual roza lo dramático. Fomenta la carencia absoluta de valor en el mensaje que te trasladan. Como sociedad, lo hemos convertido en lo fácil cuando deberíamos hacer todo lo contrario. No es recomendable obviarla siempre, pero sí en la inmensa mayoría de ocasiones.

Balancea, evítala cuando sea posible. Se trata de aportar vs complacer. Busca el mensaje que te cuestione y te enfrente, que te haga pensar y que te rete a mejorar. El valor se encuentra ahí, y cada día que pasa hay menos mensajes de ese tipo. En su lugar, avanza a marchas forzadas la corrección política alimentando egos, distorsionando realidades, y matando lentamente toda intención de mejora.