A la mayor brevedad. De inmediato. Urgente. Expresiones y palabras que saturan comunicados, emails, llamadas telefónicas. A mayor la organización, más a la mayor brevedad, de inmediato y urgente suele haber. Expresiones consecuencia de hacer mal las cosas para que las resuelvan otros. O, en la mayor parte de ocasiones, expresiones vacías que se utilizan por inercia y sin sentido.
Por eficiencia, deberían estar en los asistentes telefónicos, en las firmas del correo electrónico, en cabecera en su página web. Nada cambiaría. Todo las incluye y casi nada debería incluirlas.
Me hacen dudar seriamente del raciocinio y profesionalidad de quien las emite sin ningún tipo de restricción ni reparo. Y de quien impone que así se haga. Cuando todo es urgente nada lo es. Y cuando la realidad trae esta evidencia ante sus ojos, se levanta la mano con ciertos plazos por obligación y no otro motivo. Pero siguen empleándose sistemáticamente.
Demasiados a la mayor brevedad, de inmediato o urgente hacia subordinados o proveedores. Ausencia total y absoluta de apremio hacia clientes o superiores.
Sin embargo, cuando algo de veras requiere a la mayor brevedad, de inmediato o urgente, lo requiere en cualquier dirección y siempre acompañado de un por favor. Expresa una necesidad clara que ha de ser sencillamente justificable, y que idealmente se perfila brevemente junto a la petición. Tiene un sentido de existir, deja de constituir el absurdo abuso de poder en que se ha convertido.
Quedan muchos muros que derribar y, en general, pocas ganas de hacerlo.