¿Y si te pones en mi lugar?

¿Y si te pones en mi lugar? ¿O yo en el tuyo? Es una pregunta de moda. Existe la creencia de que comprender lo que siente o hace otra persona pasa, básicamente, por hacer el ejercicio honesto de ponerse en su lugar y ante sus actuales circunstancias.

Hace relativamente poco tiempo he caído en esta trampa ante el comportamiento inesperado de una persona. He tratado de ponerme en su lugar. Lo que ocurre es que yo soy yo. Y si te pones en mi lugar, en el momento presente y ante mis circunstancias actuales, serás tú en mi lugar. Pero tú seguirás siendo tú, y yo seguiré siendo yo. Donde quiera que estemos.

Este ejercicio puede ayudarte a comprender, pero lo más probable es que no saques nada en claro. O peor aún, que llegues a conclusiones erróneas. Se debe a que yo acumulo una serie de experiencias y aprendizajes recogidos a lo largo de mi vida que con total seguridad serán diferentes a lo que tú has vivido. Y ante las mismas circunstancias, nos comportaremos de modo diferente.

Por tanto, el motivo por el que respondo de un modo determinado a una situación concreta tiene más que ver con lo que soy en este momento de mi vida, que con la situación en sí misma. Podría ser relativamente sencillo imaginar mis circunstancias actuales si se dispone de cierta información. Pero saber qué siento al respecto, por qué hago qué, qué me mueve a hacerlo, o qué será lo próximo que haga, es algo que solamente podrías comprender siendo yo.

Si te pones en mi lugar estarás tratando de comprenderme, que ya es mucho. Yo trato de ponerme en el tuyo muchas veces. No sé si realmente consigo ser tú por un instante, pero no lo creo. Más que eso sería demasiado. E improbable conseguirlo.