Mi hijo se ha aficionado últimamente a comer unos yogures que vienen presentados con dos cuencos. Uno de ellos trae el yogur, y el otro contiene algún ingrediente de mezcla variable (bolitas de chocolate, cereales, etc.).
Nada novedoso, pero se dirige a alguien concreto. Antes de que se comercializasen este tipo de yogures, muchas personas ya añadían cereales o frutos secos. Sin embargo, tienen éxito.
Puedes comprar yogur a secas y puedes comprar cereales, o cualquier otro ingrediente que quieras mezclar. Hay personas que verían en esta variante algo totalmente lógico —y más económico— mientras muchas otras compran el pack.
No es tanto qué se vende (producto), sino cómo se vende (experiencia) y a quién se dirige. Una experiencia es mucho más que un producto.