Tampoco es estudio, ni certificación, ni evaluación, ni diploma, ni curso. Es aprendizaje.
El aprendizaje se produce de diferentes formas.
La formación debería tener que ver con facilitar el aprendizaje, pero también puede tenerlo con otras muchas cosas. Pueden primarse unas sobre otras. Puede ser una experiencia regular —e incluso mala— en que aprendas mucho, o una gran experiencia en que aprendas poco. Podría generar una falsa e irreal sensación de aprendizaje. Incluso puede obtener un feedback positivo en el que no estás valorando únicamente qué aprendes, sino varias otras cosas.
En ocasiones la formación puede representar atajos al aprendizaje, pero no en todas ni siempre en el mismo porcentaje. En algunas, la evaluación puede aportar resultados injustos y poco ajustados a la realidad. Y en otras la certificación puede reducirse a una línea en tu currículum. Un curso puede ser divertido y un diploma gratificante, pero ninguno de ellos es necesariamente equivalente al aprendizaje que buscas. Quizá en ocasiones ni siquiera sabes detectar con certeza la diferencia entre qué necesitas recibir y qué estás recibiendo.
Todos esos términos representan simples recursos. Algunos de ellos ni eso. Recursos hay millones, muchos de ellos a tu alcance. Están en todas partes, te rodean esperando que les prestes atención. Y sólo representan una parte del proceso de aprendizaje, porque aprender se basa en un proceso en el que intervienen varias partes y algunas pesan más que otras.
Necesitas compromiso. El compromiso se traduce en aprendizaje. Te mueve a conseguir los recursos necesarios, y te mueve a extraer lo mejor que pueden ofrecerte. Se alimenta de tus avances y te aporta las fuerzas necesarias cuando crees no tenerlas.
El compromiso es lo único que no puedes permitirte perder, es el motor. Y puede alimentarse de modos diversos. Rodéate de gente que quiere aprender antes que de gente que quiere formar. Contágiate de su empuje, ganas e ilusión. Aporta al grupo, contribuye a alimentar el entorno de apoyo, superación y reto continuo. Nunca ha sido tan fácil descubrir y contribuir. Arranca, equivócate, comparte, recibe, arranca de nuevo.
Sobre todo, el aprendizaje se produce cuando te abres y te entregas. Cuando tienes hambre de más. Y muchas personas juntas con hambre de más generan un impulso que no hay formación o certificación que puedan igualar. Ni diploma o título que puedan reflejar. No se mide, no se compra, no se califica. Pero existe, se siente.
¿Quieres formarte o quieres aprender? Es algo que debes plantearte, porque el camino no siempre es el mismo. Ni la inversión que necesitas hacer. Ni el retorno que obtienes. Demasiadas veces no lo es.