¿Dónde querrías estar?

Vas a trabajar a un lugar en que dicen qué tienes que decir y cómo tienes que decirlo. Alguien lo ha pensado antes para ti (y para el resto). Te lo pasa milimetrado, acompañado de una enorme base de datos donde puedes buscar todo lo imaginable y que te dirá qué hacer y cómo hacer ante cualquier situación.

Puedes llamarlo base de conocimiento, estándares, o política de empresa. Puedes llamarlo como quieras. Yo lo llamo falta de confianza. Te anula. Ocupas un puesto que por algún motivo no puede ocupar un asistente virtual o un clon de quien ha redactado todas esas normas, de lo contrario no contarían contigo. Y en algún momento dejarán de hacerlo.

Es un trabajo. Cumple con parte de lo que esperas de un trabajo, o quizá con todo. Cumple con obedecer y permanecer a la sombra, sin riesgos si te esfuerzas por seguir el patrón. Pero puedes ofrecer y obtener mucho más. Solo necesitas encontrar un lugar en que ofrecer sea bienvenido, en lugar de perseguido. Si pudieras elegir, ¿dónde querrías estar?

La buena —o mala— noticia es que puedes elegir. En una conversación entre tú y tú no deberías callarte nada; nadie mira, escucha, ni juzga.