¿Volverías a hacerlo?

Parte 1

Venga, vamos a sincerarnos. Si cada vez que terminases de hacer algo —sea grande o pequeño— te parases a analizar por qué te has puesto a hacer eso y no otra cosa, y para qué exactamente lo has hecho, ¿En qué porcentaje de ocasiones volverías a hacerlo?

Puedes tomar el día de ayer como ejemplo. La respuesta es para ti, no hace falta que lo sepa nadie más.

Mi consejo: Lleva a cabo este proceso hoy, o mañana, pero haciendo el análisis antes de hacer las cosas en lugar de después.

Parte 2

Si estás de acuerdo conmigo en que es beneficioso someter a un proceso de pensamiento y toma de decisiones aquello que hacemos, y que además es necesario que ese proceso sea previo a actuar para que hagamos cosas con sentido, ahora podemos centrarnos en optimizar la operativa.

¿Qué te parecería hacerlo siempre, para ayudar a generar hábito?
Que nada se escape al proceso y que los recursos que tengas que invertir para ello sean los mínimos.

¿Qué te parecería, incluso, optimizar este proceso trabajando por bloques?
Del mismo modo que trabajan en una fábrica. En lugar de pararte a analizar cada vez que pienses en hacer algo, podrías ir recogiendo todas las opciones que te vayan llegando por diferentes vías y luego, de una vez, someter al mismo todas las que hayas acumulado.

Parte 3

Si le encuentras sentido, necesitarás un lugar donde registrar los resultados de todo ese proceso de toma de decisiones. Guardar lo que quieras guardar y ponerte recordatorios sobre lo que necesites que te sea recordado. Podrás acudir a él para elegir qué hacer en todo momento, trabajando siempre sobre cosas para hacer que ya han sido filtradas. Sometidas a un proceso que te garantiza que las haces para algo. La respuesta a si volverías a hacerlo, será siempre a partir de hoy.

Enhorabuena, has descubierto —una parte de— GTD®. A partir de aquí, tu camino es infinito y apasionante.