Comienzo a preparar un café y me quedo mirando la nueva taza favorita de mi esposa.
Le gusta coleccionar tazas. Tiene decenas, cientos. No sé dónde vamos a terminar metiéndolas. Sería necesario menos espacio si le atrajese la numismática, pero le gustan las tazas.
Cada vez que llega una, es su nueva taza favorita. No es una taza cualquiera. La utiliza para tomar el café por la mañana en ella, o infusiones a lo largo del día. El resto de ellas pasan temporalmente a un estado de uso ocasional.
La última es una taza aniversario de Starbucks. Bonita, con una chapa metálica con el logo de la marca. No apta para microondas, necesario lavarla a mano. Lo que haya que calentar, se calienta en otro lugar y luego se vierte en ella. Cuando hay que lavar, se libra del lavavajillas. Hay que dedicarle una atención especial.
Es incómoda, al menos más que otras que puedes meter en el lavavajillas o microondas, sin tanto miramiento. Una taza de €15,00 con el logo bien grande de Starbucks. Con sus defectos, pero la adora.
Eso necesitas. Diseñar y fabricar tu propia taza. Que aún teniendo limitaciones que otras tazas no tienen y un precio que duplica o triplica la media, la gente la ame, compre, y use cada día. Que inviertan en fregarla a mano o calentar en otro lugar, solo para usar esa y no otra. Y con tu logo bien grande en el centro, que quede claro que es tuya. Una taza o cualquier otra cosa, da igual. Me has comprendido. Eso es lo que necesitas.