Ayer escribí acerca de una ventana. O de muchas. O simplemente de una idea detrás de ellas.
En realidad no era una entrada, eran mil. O un millón. Y tampoco iba sobre ventanas.
El truco se encuentra en tomar el término ventana en la entrada y sustituirlo por casi cualquier otro que se te ocurra. La entrada seguirá siendo válida con unos ajustes mínimos sobre algunos ejemplos. Menos de los que parece.
Quizá, en este caso, en lugar del término ver se utilizaría otro como crear, oír, oler, sentir, avanzar, expresar… el título, hacia dónde lleva el desarrollo y la idea detrás de la entrada son todos elementos diferentes, y el valor diferencial se encuentra en una sola de las partes.
Si haces ese cambio de término la idea detrás de la entrada se mantiene intacta. No serás capaz de encontrar nada en el mundo que aporte un valor único, universal e invariable al margen de las personas. Sólo ellas pueden hacer la magia de convertir en magnífico algo que ha estado ahí desde siempre al alcance de cualquiera y jamás tuvo un valor significativo más allá de lo obvio. Sólo ellas pueden conseguir que algo salte entre genial y mediocre sin transformarlo, simplemente a través de un nuevo enfoque externo. Es una constante, esto siempre será así.
Por este motivo, poner a las personas delante siempre es un caballo ganador. Por este motivo, las respuestas adecuadas siempre se encuentran detrás de un enfoque people-first. Lo mejor y lo peor siempre se encuentra en las personas. Por este motivo es por, para y con ellas donde hay que estar para marcar la diferencia.