A veces, uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado. — Leonard Cohen
Existen muchas ocasiones en que tomar decisiones sobre cuándo entregarle un sí a algo es complicado. Quizá te encuentres en un momento en que tus prioridades no están demasiado claras y el exceso de opciones te abruma.
¿Dónde quiero estar? Las opciones comienzan a dar vueltas en tu mente y te parece imposible poder extraer claridad de entre tal maremágnum. Pero existe otro modo. ¿Dónde no estaré?
Comienza por el no. A menudo encontrarás que hay noes que tienes rotundamente claros. Quizá pienses que poner tu atención sobre algo que ya tienes perfectamente claro carece de sentido. Sin embargo, examinarlo a fondo puede ayudarte a ganar claridad sobre otros aspectos en que dudas.
Yo tengo muy claro dónde no estaré. Y saberlo, pensar sobre esos lugares o situaciones que he determinado como no admisibles me ha facilitado, en muchas ocasiones, encontrar opuestos que no eran del todo obvios para mí. Me ha brindado opciones que no contemplaba, me ha animado a explorar. Es una estrategia que puede ayudarte a avanzar cuando te hayas estancado.
Los noes revisten negatividad. Han sido (o pretendido ser) desterrados, ocultados y encerrados bajo llave en diferentes ámbitos. Y sin embargo constituyen herramientas muy poderosas. En materia de efectividad, saber decir no en el momento y circunstancias adecuadas puede suponer un avance realmente significativo en tu camino hacia dotar de sentido lo que haces. Decir no a algo abre las puertas a decir sí a otra cosa. En materia de aprendizaje, los noes cierran las puertas a direcciones erróneas y funcionan a modo de embudo, conduciéndote hacia los síes.
No son más que un par de ejemplos, hay muchos más. Y en todos ellos, los noes son pistas que dirigen a los síes. No dudes en hacer uso de ellos cuando lo necesites porque pueden serte de gran ayuda.