Aprendizaje y cambio

Aprendizaje y cambio guardan una relación bidireccional difícil de ignorar. El aprendizaje es semilla del cambio, y el cambio del aprendizaje. Aprender para no cambiar carece de sentido, y cambiar sin que ello traiga aprendizaje imposible.

Esta profunda relación puede ser campo abierto y puede ser reja que cierra el paso. El cambio es inevitable, se produce quieras o no quieras, en todo momento y lugar. Pero sigue percibiéndose como un riesgo, enemigo acérrimo de estabilidad y seguridad. Y cuando puedes, de forma más o menos consciente haces lo posible para protegerte y alejarlo de tu vida. Tratas de minimizarlo, y esto incluye eliminar de la ecuación todo aquel factor que puedas relacionar con el cambio.

Si conscientemente tratas de acallar tus miedos y te permites asomarte un momento para ver lo que te estás perdiendo, te darás cuenta de que cerrar las puertas te perjudica más que te beneficia.

Permítete unirte a esa comunidad, deja atrás las justificaciones. No todo el mundo sabe tanto para que te sientas al margen, ni tan poco para que no exista nada que puedan ofrecerte. Sin esos pesados lastres que suponen tus miedos al cambio o al rechazo puedes permitirte entrar, conectar, aprender, recibir, enseñar y aportar. Y cambiar. Aprendizaje y cambio van de la mano, y si existe algo a lo que jamás deberías renunciar es a aprender.