Un lugar para cada cosa. Y cada cosa en su lugar.
Principio básico en términos de efectividad. Simple.
Intuitivo, de aplastante lógica.
Este principio se aplica mucho menos de lo que cabría esperar y, desde luego, mucho menos de lo deseable.
Piensa en tu casa. En tu oficina. En tu escritorio. O en tu archivo.
¿Has definido un lugar unívoco para cada cosa? ¿Está cada cosa en ese lugar?
Seas más o menos consciente, pagas un alto precio por romper este principio.
No necesitas más RAM ni CPU para eso. Malgastas recursos.
Necesitas eficiencia, un lugar para cada cosa.