Tus prioridades hoy

Si eres como la mayoría de personas, no tienes claras tus prioridades.
Al menos, te comportas como si así fuera.

En los últimos tres años, dos de las personas más cercanas de mi entorno han sufrido una terrible enfermedad. Malas noticias, incertidumbre, intervenciones quirúrgicas, más incertidumbre, largos períodos de recuperación, tratamientos… Todo ha salido bien. Todo está bien. Hoy.

El mañana puede guardar magníficas sorpresas. Y otras terribles.
Nuestra vida está marcada por fechas límite que desconocemos hasta que llega el momento.

Cuando recibes noticias de este tipo, tu cabeza se convierte en un nido de grillos inundada por pensamientos del tipo y si hubiera…, debería haber hecho…, no sé si volveré a tener oportunidad de…

Tus prioridades cambian en milésimas de segundo. Lo que era importante in extremis hace un momento ha dejado de serlo por completo, y lo que apenas importaba se convierte en la única luz que guía tu camino.

O quizá no. Quizá nada haya cambiado. Quizá tus prioridades sigan siendo las mismas y lo que haya desaparecido es la niebla que no te permitía verlas con esa claridad absoluta y meridiana que tienes ahora mismo. Es posible que ese golpe, duro e inesperado, simplemente te haya permitido ver lo que siempre estuvo ahí sin que le hubieses prestado la debida atención.

Y ahora, en este preciso momento, se la prestas. Se lleva el 100% de tu atención. Pero ya no hay modo de retroceder. ¿Tendrás oportunidad de aprovechar la enorme claridad que tienes en este momento? ¿Esa persona seguirá ahí cuando la tormenta pase y regresen los buenos momentos? ¿Podrás entregarle toda tu atención como lo estás haciendo ahora?

La experiencia me demuestra que en la gran mayoría de ocasiones, cuando todo sale bien, bastan tres o seis meses, quizá un año, para que todo vuelva a ser como antes. Para que la niebla regrese y las prioridades se oculten tras ella. Para que de nuevo te comportes como si tus prioridades fueran otras. Como si hubieran cambiado.

¿Por qué esperar un golpe inesperado para disfrutar de esa persona y transmitirle lo importante que es para ti? ¿Por qué esperar a perder tu empleo para tratar de crecer y mejorar tus aptitudes como profesional? ¿Cómo es posible mirar a otro lado o cerrar los ojos ante tantas pistas que la vida nos entrega cada día? ¿Por qué siempre esperas a que sea tarde?

Hay fechas límite que desconoces, no ves, o no quieres ver. Pero siguen estando ahí. Procura no esperar a que se presenten ante ti para reflexionar, para ganar claridad y alejar toda esa niebla que hace que te comportes como quien no eres. Tus prioridades hoy están claras, esperando que la niebla se extinga y tengas un minuto para fijarte en ellas. ¿Se lo piensas dedicar?