Lo (no) evidente

Hace unos días pasé frente a un negocio y no pude evitar fijarme en que a su rótulo exterior le faltaba una letra. No se apreciaba cuál era, pero dentro del marco del término en cuestión era evidente.

Tras un instante lo comenté con quien me acompañaba, un comentario pueril e inocente. De esos que salen de tu boca sin apenas pensar, casi más por decir algo y romper el silencio.

Él, que es una persona de ese barrio de toda la vida, sonrió primero y me corrigió después.

«No se llama así. La letra que falta es una «a»». Volví la mirada atrás, sorprendido. Siendo totalmente sincero, debo decirte que lo hice más por buscar alguna prueba que apoyase mi presunción que por otro motivo.

«Ese comercio lleva ahí 40 años y ha cerrado este año, qué cosas…» —Prosiguió— «Esa letra tiene historia. Se cayó hace un montón de años y de ahí surgió su nuevo nombre. Casi todo el mundo que no lo conocía de antes comenzó a llamarlo así, presumiendo lo mismo. Mi madre iba mucho, y en una ocasión salió ese tema de conversación y le dijeron entre risas que mucho mejor dos nombres por el precio de uno. No parece que nunca les haya preocupado.»

Vaya. Pues no iba a poder convencerle, disponía de demasiada información. Pero tampoco hacía falta, claro.
Tras procesarlo brevemente no pude evitar sonreír también al pensar cuánto se me (te) escapa por no dedicar un momento a mirar con otros ojos, a pensar, analizar, cuestionar mínimamente o preguntar en lugar de suponer. Por depositar confianza ciega en algo que nadie ha dicho que tenga que ser así.

Ocurre a diario, a todas las personas y en todos los lugares. En muchas ocasiones no te das cuenta, pero ocurre. Y en muchas ocasiones su resultado apenas tiene trascendencia más allá de la anécdota. Pero cuanto más ocurre y más lo pasas por alto, más te reafirmas en un comportamiento de cuestionable beneficio. Obtener resultado sin coste siempre es apetecible pero nunca sale gratis. Y en ocasiones sí trasciende.

Pequeños momentos como este sirven para abrir un espacio a la reflexión sobre tus (mis) comportamientos y sesgos. Magia encerrada en un comentario pueril que pudiera no haber visto la luz jamás. Fortuna en lo espontáneo y ocasional. Oportunidad para admitir como lo evidente juega con nuestra mente y no lo es tanto. Oportunidades perdidas y refuerzo de conductas indeseables por tener tanta prisa, por abrazar la primera opción.

Procura dejar siempre espacio a otras opciones, a lo (no) evidente.