Un reciente e interesante debate en la comunidad de Aprendiendo GTD en Telegram trajo consigo una idea que bien merece que se profundice un poco sobre ella: cómo se relacionan GTD® y la creatividad.
Todo comenzó con este artículo publicado en 2012 por Cal Newport, autor de obras tan conocidas como Deep Work, Digital Minimalism o las más reciente A World Without Email.
En él, Cal afirma que una metodología como GTD® funciona muy bien a la hora de enfrentar trabajo que denomina superficial —todo aquello que puede definirse dentro de la universalidad de la siguiente acción física y visible— pero cuestiona su solvencia a la hora de enfrentar trabajo más profundo o creativo. Lo argumenta diciendo que este segundo tipo de trabajo no puede definirse dentro del marco de la siguiente acción física y visible que GTD® propone.
Me ha parecido una afirmación interesante. No porque sea correcta —que no lo es— sino porque mi intuición me dice que muchas personas que conocen o practican la metodología pueden compartirla en buena medida.
Es natural que esto ocurra, realmente no es más que el reflejo de un punto en el recorrido de una persona. GTD® propone una serie de prácticas que se perciben como limitantes, y no es sino cuando se alcanza un cierto grado de madurez en su práctica cuando se alcanza a ver todo lo que está por encima. Un mundo muchísimo más amplio, abierto y libre, pero que se sustenta sobre esas prácticas —en cierto modo estrictas— para existir. Las necesita como base. Solamente cuando se ponen sistemáticamente en práctica, e interiorizan, se abren las puertas de forma natural al alcance y potencia real de GTD®.
Esto quiere decir que llegar a descubrir que GTD® es libertad requiere un tiempo de práctica. Es un camino que necesariamente debe recorrerse y es el camino en que, lamentablemente, se estancan o pierden muchas personas. El motivo es que aún no son capaces a ver, disfrutar y vivir realmente lo que GTD® guarda para ellas.
Puedes estar pensando que esta promesa no deja de ser eso, una promesa. Y que el razonamiento que hace el Cal Newport de 2012 guarda más relación con lo que ves y sientes ahora que las sensaciones que te describo. Lo sé, cuento con que probablemente sea así. Por ese motivo voy a tratar de darte algunos argumentos más concretos sobre por qué la opinión de Cal se apoya en una visión incompleta sobre GTD®.
Por un lado y como argumento más obvio, conoces el hábito de la captura. Se trata de un hábito con un potencial valor que, en conjunto con otros que GTD® propone, puede ofrecer varios beneficios. Uno es lograr que no se te olvide nada, ya que tan pronto algo que llama tu atención aparece en tu radar te garantizas volver a verlo en otro momento para pensar y tomar decisiones al respecto. Otro es lograr que tu mente esté libre de ideas o necesidades sobre las que aún no has tomado decisiones, que revolotean de forma constante por tu mente, consumiendo tu energía e interrumpiéndote. Tan pronto aparecen las gestionas de modo que te garantizas volver a verlas y te liberas para seguir estando a lo que estás.
Interiorizar este hábito se traduce en mantener tu mente libre. Esto facilita que nuevas ideas aparezcan, que de nuevo capturas garantizando no olvidarlas. Como ves, se trata de una rueda en que la captura activa de nuevas ideas actúa facilitando la aparición de nuevas ideas. Y todas ellas tienen garantizado que te ocuparás de ellas en otro momento. Interiorizar este hábito dispara tu creatividad.
Por supuesto, el resto de hábitos que la metodología propone te garantizarán pensar y tomar decisiones sobre todas esas ideas, y organizar todas aquellas merecedoras de este puesto de honor en tu inventario de pendientes.
Por otro lado, quizá más profundo y fácil de pasar por alto, se encuentra otro argumento que genera un enorme impacto. Como sabes, las listas que has creado en tu sistema GTD® contienen recordatorios.
Por obvio que pueda parecer, es importante que tengas en cuenta que la finalidad de un recordatorio es recordarte algo. Con esto quiero decir que seguro que querrás tener un recordatorio para ese gran resultado en que estás trabajando, que revisarás regularmente y te ayudará a refrescarlo y avanzar. Otro para comprar leche, que revisarás cuando salgas y conseguirá que no lo olvides. U otro para ese pedido que has hecho online, que te garantizará no olvidarlo si se retrasa la entrega o simplemente no llega a producirse. Incluso uno para ese lugar fantástico para pasar las vacaciones en familia este verano, que te garantizará contemplar este destino como opción llegado el momento.
Los recordatorios, cuando los revisas, te recuerdan algo. Sin embargo eres sólo tú quien decide qué entra a tus listas y qué no, y quien elige qué hace en cada momento y qué no. Te recuerdan, no te obligan. Del mismo modo, disponer de tus listas de recordatorios no implica excluir el resto de opciones que puedan presentarse.
Es importante entender esto, porque en este matiz reside una parte de la potencia de GTD®.
Te has propuesto leer un capítulo diario de un libro, acabas de terminarlo y sin embargo tienes ganas de más. ¿Qué te impide leer otro?
Acabas de llevar a cabo esa lluvia de ideas que tenías en una de tus listas y quieres más. Estás profundamente enfocado/a en el tema y quieres organizar, quieres pensar sobre ello y quieres ver a dónde te lleva. ¿Qué te impide hacerlo?
Estás viendo la tele en tu sofá y de repente una idea para escribir en tu blog aparece. Las frases fluyen a la velocidad de la luz, unas se solapan sobre otras como si tu cerebro fuera a explotar. ¿Qué te impide ponerte a escribir y dar rienda suelta a toda esa potencia en lugar de simplemente capturar?
Te lo diré. ¿Deberías estar haciendo otra cosa en lugar de eso en este momento? ¿Qué te impide hacerlo?
La respuesta está en tus listas. Y, matiz muy importante, sin listas no hay respuesta.
Tu inventario completo de pendientes te permite elegir qué hacer en cada momento con la tranquilidad que te aporta saber que no tendrías que estar haciendo otra cosa. Y también te permite darte el lujo de elegir no hacer algo, simplemente porque sabes que puede esperar.
Abrir las puertas a la creatividad implica eliminar ruido de tu mente. Y GTD® te ofrece una solución. Centrarte total y absolutamente en algo —esté en tus listas o no— sin preocuparte de estar pasando por alto lo que realmente deberías estar haciendo implica disponer de un inventario completo de trabajo. Y GTD® te ofrece una solución. El Deep Work o trabajo profundo que Cal busca se produce idealmente bajo una serie de condiciones que se encuentran en el ADN de GTD®.
Quizá el Cal Newport de 2021 ya lo sepa. O no, realmente no me preocupa demasiado. Lo que realmente me gustaría es que lo sepas tú.