Si ahora mismo te preguntasen qué te hace —o haría— feliz, ¿Sabrías responder?
Seguramente se te ocurriría algo. Quizá pensarías más en términos de aquello que quieres y aún no tienes. Y seguramente basarías tu respuesta en supuestos más que en hechos.
Imagina que ahora, te invitasen a rememorar tres o cuatro momentos en tu vida en que hayas sentido felicidad plena. ¿Qué puedes encontrar de común a esos momentos? ¿Qué pusiste de tu parte para que existiesen?
Es posible que tengas suficientes respuestas para saber qué te hace feliz. Incluso puede que conozcas la fórmula de tu felicidad.