Tomar decisiones a la ligera es el mayor error que cualquier persona de nuestra época puede cometer. En el otro extremo se encuentra no tomarlas —aplazar la toma de decisiones indefinidamente— lo cual no deja de ser una decisión más. Ni las consecuencias ni la responsabilidad ante tal comportamiento desaparecen.
Ser consciente de que responsabilidad y consecuencias existen, hagas o dejes de hacer, es el primer paso para desbloquear la toma de decisiones. Es necesario que lo interiorices y asumas. ¿Por qué no buscar el mejor resultado si realmente no puedes evadirlas?
Decidir es tu timón. No lo sueltes.