Estás tratando de cuidar tu alimentación y ahí te los ponen.
En el mostrador del banco, en tu despacho, en la tienda repleta de neones que tienes delante.
Bajas a tomarte un café y ahí están, cara a cara con tu fuerza de voluntad: croissants, bollería de todo tipo, reclamos para tu cuerpo y mente. Caramelos, mirándote fijamente.
Tratas de convertirte en una persona efectiva pero los caramelos aparecen constantemente, de la nada. Lo inundan todo. Urgencias, emails, interrupciones, pensamientos.
No sucumbas. Es tu salud (mental).
Aguarda, verás beneficios que te reafirmarán y darán fuerza.
Tú mandas, no ellos.