Todos tus asuntos pendientes, tus compromisos incumplidos —sean más grandes o más pequeños, tengas más o menos consciencia sobre ellos— consumen tu energía mental. Sólo cuando los tienes identificados y resuelves, o cuando asumes que están bien como están, consigues que esa energía se libere.
Una metodología como GTD® te ayuda a identificarlos, a pensar de verdad sobre ellos, o a ponerlos en marcha hasta zanjarlos si decides que tal y como están no es como deben estar. O a tenerlos en tu punto de mira, si decides que aún no es su momento.
No menosprecies la carga cognitiva que supone el círculo abierto. Por más mundano, insignificante o irrelevante que sea sigue siendo tu círculo, y sigue incompleto. Tu mente lo sabe.
Sobre esto he escrito esta semana en Aprendiendo GTD, «Sé más eficaz» capítulo 8.