Dar es el mejor modo de ser egoísta.
Como seguro que diría mi amigo y compañero en Aprendiendo GTD Francisco de Paula, todas las personas pecamos. Todo el tiempo. Y eso no es bueno ni malo. Simplemente es inevitable.
Además, nos compone un enorme saco de sesgos que, en muchas ocasiones, nos impide incluso ser conscientes de que lo estamos haciendo.
Pero si te detienes a pensarlo un momento, estoy seguro de que identificarás cuántas veces lo haces en un día promedio. Y otras tantas que no identificarás. Que luego lo soluciones desde un punto de vista espiritual es una cuestión privada entre Dios y tú.
Pero a otro lado, están las personas. Las personas sufren las consecuencias de nuestro egoísmo, uno entre tantos otros comportamientos de los que seguro que no podemos enorgullecernos. No podemos evitar pecar, está en nuestro ADN.
Pero podemos convertir, en lo posible, el comportamiento destructivo en constructivo. Podemos pecar dando.
¿Nunca has sentido una terrible satisfacción al recibir un gracias sincero? ¿o al recibir una mirada cómplice que da las gracias sin darlas?
Si tienes que pecar, construye. Haz lo correcto, aunque sea por el motivo incorrecto. Hazlo dando. Tu deuda espiritual seguirá esperando ser saldada pero habrá alguien, en alguna parte del mundo, que recibirá.