En algún momento de tu vida has sentido el caos en tu email. Se apodera de él. Quizá en este mismo momento lo estés sintiendo.
Esa herramienta magnífica que ha supuesto un antes y un después en el mundo de las comunicaciones y que, sin embargo, mal usada causa tanto mal como beneficio.
Como siempre, el problema no está en el email sino en las personas. Podemos pervertir —y de hecho pervertimos— todo lo que tocamos. La herramienta más maravillosa puede ser letal mal utilizada.
A las alturas en que nos encontramos es difícil que todo el mundo tome conciencia de esto. Pero puedes comenzar por hacerlo tú.
Tratar el email conforme a lo que es y a lo que merece es algo que puedes hacer desde hoy. No vas a cambiar el mundo, pero vas a cambiar el tuyo. Comienza por hacer limpieza y adoptar algunas buenas prácticas universales. Tu mundo cambiará.