Más jornadas. Estas en diciembre de 2019.
Entorno inmejorable. Más camino andado y más camino por explorar. Pasión.
Pero también sombras. Análisis post-mortem, con lo bueno y lo malo.
Y ambientes contrapuestos. Señales que se perciben, una posible tormenta detrás.
Punto álgido de una curva.
Te dejo la entrada que escribí en el que, por aquel entonces, era mi blog:
Los pasados días 16, 17 y 18 de diciembre de 2019 tod@s los nodos de OPTIMA LAB hemos vuelto a reunirnos en Navacerrada (Madrid). De nuevo junt@s, en esta ocasión para las XIV Jornadas OPTIMA LAB. Decimocuartas para OPTIMA LAB y terceras para mí.
Como es habitual, tod@s los nodos publican estos días —en esta ocasión con algo de retraso, debido al parón navideño— sus crónicas de las Jornadas. David, Jordi, José Miguel, Laura, Marta, Paz, yo mismo… Espera, ¿Laura? Así es, Laura. Si en nuestras anteriores Jornadas se incorporó Marta, en estas lo ha hecho Laura Sastre. Laura será, a partir de ahora, la persona responsable de la actividad de OPTIMA LAB en Latinoamérica, una extensión que seguro que nos dará pie a poder compartir mucha información con vosotr@s en las próximas semanas, y meses.
Personalmente, ha sido un enorme placer poder compartir Jornadas con ella. Su incorporación ha supuesto, como ya pasó con Marta en las anteriores Jornadas, una buena inyección de vitalidad y «buenrollismo» que ha contagiado a la red.
¿Qué hemos hecho en esta ocasión?
Como te contaba, tod@s los nodos están haciendo públicas sus crónicas. Cada una de esas crónicas es una particular visión de lo que hemos vivido estos tres días. Y yo voy a centrarme en la mía, porque en esta ocasión me he traído una sensación que me ha dado para varias sesiones de análisis —y autoanálisis— posterior.
Hemos hecho lo que hemos hecho, apoyándonos como es habitual en nuestros tableros en Trello. También hemos compartido y analizado cifras de negocio y facturación, más sorprendentes a cada período que pasa. Hemos analizado la distribución interna de roles adoptada en nuestras anteriores Jornadas, extraído conclusiones e identificado pequeñas correcciones a seguir. Hablamos de la ampliación territorial a Latinoamérica y pusimos en común el excelente trabajo que ya lleva meses desarrollándose en ese sentido. Hemos recordado qué es y qué implica la Consultoría Artesana. Repasamos nuestros estándares, y analizamos con gran detalle alguna situación complicada vivida en los últimos meses que, particularmente, me ha resultado un ejercicio increíblemente enriquecedor. Hemos hablado de algunos de nuestros procesos internos, y buscado áreas de mejora. Debatimos sobre «ownership». Hemos desayunado, comido, y cenado junt@s. Charlamos, nos hemos conocido un poco mejor. Nos hemos reído mucho. Nos hemos preguntado, y nos hemos dado respuestas. Contamos anécdotas y nos pusimos motes cariñosos. Nos hemos cuestionado, y nos hemos retado. Nos hemos ilusionado pensando en el futuro, y nos hemos comprometido para traer ese futuro a nosotr@s.
Todo es pasión
Pasadas las Jornadas y cogiendo altura, viendo el conjunto y no cada detalle particular, solo alcanzo a ver una nube con una gran palabra impresa en mayúsculas en el centro: PASIÓN. Nada de lo que OPTIMA LAB ha hecho ni logrado, ni nada de lo que está haciendo y logrando, ni nada de lo que está por hacer y logrará, sería posible sin pasión.
Durante estos días he visto, oído y sentido a personas que aman lo que hacen. Personas que saben que ofrecen algo que vale mucho más de lo que cuesta, personas que saben que un cambio a mejor es posible. Esa pasión es el motor que empuja hacia un propósito común; Es el germen del que brotan ilusión, motivación, compromiso, constancia, «ownership», y en definitiva todos los ingredientes necesarios para conseguir resultados en mayúsculas bajo los más exigentes estándares. Pasión por saber más, para facilitar mejor.
Las cifras de negocio, los NPS’s, y todo el resto de indicadores medibles, no son un fin en sí mismo. Son simples indicadores de cuán viva sigue la llama de esa pasión. Y nuestras Jornadas, en este caso las XIV, no son sino reflexión y búsqueda de respuestas a cómo mejorar lo difícilmente mejorable. Porque si amas algo, nunca es suficiente.
Como habrás visto, hay unas fotos tremendamente chulas acompañando a esta crónica. Se las debemos a Iris, que durante una de las jornadas se ha mantenido firme en su búsqueda por capturar la magia de los momentos. ¡Ah! Y este vídeo…
Me encanta este vídeo. ¿No crees que ratifica por completo que somos felices haciendo lo que hacemos?