Una entrada escrita para el blog de Aprendiendo GTD con la intención de aportar alternativas al uso del calendario como único hogar para todos nuestros recordatorios.
El calendario es una herramienta excelente para alojar recordatorios que están basados en fechas o momentos concretos. Pero precisamente este hecho es el que hace que no sea la herramienta más apropiada para otro tipo de recordatorios que no se encuentran necesariamente vinculados a esta característica.
Producto de organizar estos recordatorios en esta lista, se dan una serie de consecuencias.
Por un lado, no finalizar lo que te has propuesto para una fecha concreta (pero que realmente no tiene porqué ser finalizado en la misma) te genera un trabajo de gestión extra, moviendo recordatorios entre unas fechas y otras.
Por otro, ese mismo hecho te genera estrés. Estás incumpliendo un compromiso, aunque sea un compromiso sin sentido.
Como añadido pero no menos importante, desvirtúas tu calendario. Es tu lista más restrictiva, la de aquellas cosas que debes hacer o saber en un día o momento concreto. Pero al generar tanto ruido alrededor mezclando fechas reales e inventadas te será más difícil determinar qué puede esperar y qué no.