Respuestas

El motor de Google está diseñado para ayudarte a obtener respuestas.

¿Quieres saber como hacer una tarta de queso? Ahí lo tienes. Vídeos, artículos, audios… y hasta gente que puede enseñarte o gente que puede hacerla para ti y llevártela a casa.

¿Quieres saber cuántos ríos hay en Argentina? Bingo.

¿Y saber cuánto cuesta un Tesla? Ahí está también.

Respuestas para todo lo que puedas imaginar.

Pero…

Hay menos preguntas.

Es lógico, la gente ya tiene preguntas, muchas. Y lo que quiere son respuestas.

Pero aún queda gente más inteligente. Y esa sabe que, en muchas ocasiones, las preguntas son más importantes que las respuestas.

¿Y qué en cuanto a la presencia digital?

Es muy importante. Constituye tu marca personal en Internet, si le sumas cualquier otro contenido externo que te referencie.

A lo largo del tiempo me he dado cuenta de que muchas personas fallan estrepitosamente a la hora de crearla. No solamente aquellas que la ignoran (¡error!), sino también aquellas que dedican valiosos recursos para tratar de distinguirse a través de ella.

En mi opinión, debería cumplir con tres máximas:

  • ser lo suficientemente buena para que el resto se interese,
  • ser lo suficientemente mala para que nadie se intimide y
  • ofrecer suficiente para atraer, y suficientemente poco para crear necesidad de más

La gente que la ignora falla en el primer punto, mucha gente con una gran experiencia y conocimientos en el segundo y casi todo el mundo dedicado en el tercero.

Puedes trabajar cada uno por separado…

Pero ese no es el reto. Conseguir que los tres funcionen al mismo tiempo lo es.

Viviendo otras historias

Viviendo otras historias puedes disfrutar y enriquecer mucho la tuya. Pero no olvides que si abandonas la tuya, vivir otras pasa a convertirse, simplemente, en la manta bajo la que se esconden el miedo y remordimiento.

Obsoletos

El Foro Económico Mundial informa a través de su web sobre por qué la IA vuelve obsoletos los modelos educativos tradicionales.

Dicen que el modelo educativo que domina las instituciones mundiales está anticuado y no está preparado para la era de la IA, que la IA no sólo pone de manifiesto las deficiencias del modelo tradicional de clase y examen, sino que socava activamente su valor, y que un nuevo modelo educativo basado en las competencias está mejor posicionado para la era de la IA que los modelos tradicionales, ya que es resiliente al uso acrítico de la IA y cultiva las competencias de las que la IA carece.

Dicen también que se necesita urgentemente un nuevo modelo. Uno basado en la ciencia del aprendizaje y centrado principalmente en enseñar a los estudiantes «cómo pensar» a través del cultivo de habilidades duraderas como el pensamiento crítico y creativo, el razonamiento ético y la inteligencia emocional.

Todas esas afirmaciones solamente son nuevas en parte. Y la llegada de forma masiva de la IA a la gran masa tampoco es, ni mucho menos, el primero de los argumentos que se ven para sustentarlas.

Pero es importante que gente importante lo diga. Y que lo repita, y que lo expanda. Hacemos caso a la gente importante.

Y solamente cuando algo se convierte en obvio para una gran mayoría comienzan a introducirse cambios.

La sonrisa musculada

Estuve en casa de un amigo. Cuando llegué estaba haciendo algo de ejercicio.

Lo hace frente a la Tv y está suscrito al servicio de Apple Fitness. Aún le faltaban 5 minutos para terminar con su rutina de entrenamiento así que, como no teníamos prisa, le pedí que por favor terminase tranquilamente.

Y lo que vi me sorprendió.

Una persona esbelta, bien parecida, y con una sonrisa inmutable en la cara mientras gritaba y animaba a cualquiera que estuviese siguiendo sus indicaciones. Muy esbelta. Muy bien parecida. Y con una sonrisa enorme. Su cara parecía tan acostumbrada a esa sonrisa que no me resultaría extraño que durmiese con ella.

Es muy probable que bajo esa fachada se escondan problemas financieros, una crisis de pareja o simple desánimo. Las cosas corrientes que le ocurren a la gente corriente.

Evidentemente que ocurra cualquiera de esas cosas no le importa a sus espectadores y la profesionalidad obliga. Pero si existe un término que jamás podría asomarse por esa pantalla en ese momento es el de naturalidad.

Tal vez yo sea una persona extraña, una minoría que no encaja con ese tipo de marketing. Tal vez, de hacer uso de un servicio de ese tipo, querría a una persona normal. No mal encarada ni mucho menos, simplemente normal. Como el 99,99% de las que están al otro lado.

Una que sude con sus espectadores, y que no parezca obra de algún tipo de IA. Una que sea como yo y que pueda encontrarme con facilidad en cualquier gimnasio de barrio de cualquier ciudad del mundo. La manada rebelde seguía a Braveheart porque salía a sangrar y morir con ellos. Porque era, sentía y se comportaba como ellos.

El exceso siempre resulta perjudicial. Y las fachadas. Y cada vez ocurre más.

Paralelismos irreales

No existe un paralelismo real entre hacer muchas cosas y obtener buenos resultados.

Esto resulta evidente. Un buen jugador de baloncesto encestará si tira a canasta, pero no si tira en sentido contrario. Por mucho que se empeñe y por muchas veces que tire.

Nos ocurre con frecuencia que si lo que hacemos se relaciona en cierta medida con el resultado que perseguimos no lo tenemos tan claro. Nos ocupamos porque tendemos a sobrevalorar el avance que hemos conseguido con ello, por insignificante que sea, y de ese modo reforzamos ese comportamiento para ocuparnos de nuevo.

Lo contrario se trata de un comportamiento poco generalizado porque, aún hoy, relacionamos el movimiento continuo con el logro. La ocupación con el resultado. Y se trata de paralelismos que carecen de sentido.

Un momento de reflexión puede ayudarnos a avanzar más haciendo menos. Poco puede generar mucho, cuando es lo correcto.

Líder, tu trabajo es ingrato

Porque cuanto mejor lo hagas, menos personas deberían saberlo. Porque te esfuerzas para que se alcancen grandes éxitos individuales y colectivos que llevan tu marca pero no tu foto, y porque la excelencia en aquello en lo que crees requiere poner mucha atención en demasiadas direcciones.

Mucha gente busca medallas, y mucha las obtiene.

Y tú sigues ahí, viendo cómo se reparten. Con entereza y orgullo, porque aunque no te toque ninguna sabes que muchas comenzaron a forjarse en tu taller.

Tu posición no es incompatible con recibirlas, pero tu propósito está un paso más cerca cuando se las entregan a otros. Como esas madres anónimas que se han enfrentado a mil y una dificultades y han conseguido hacer cosas increíbles con su rebaño.

Aunque resultes invisible para muchas personas, cada vez hay más que saben que existes. Que saben que renuncias a mucho para evitar las interferencias que podrían sacarte de tu juego, y que aprenden contigo que nosotros muchas veces está por delante de yo.

No se trata de saberlo, sino de tener la valentía de hacerlo. Todo el mundo quiere la etiqueta pero casi nadie quiere pagar para llevarla con orgullo.

Te mereces un homenaje.

Uno en forma de gratitud por lo que mundo gana cuando haces lo que haces. Aquí está el mío.

Tienen que buscarte

Es lo que dice Seth Godin en su libro «This is marketing». Tienen que buscarte.

Internet está lleno. Rebosa por los cuatro costados. Cada día es más difícil que el crecimiento orgánico a base de generar contenidos aporte resultados. Cada día se suman nuevas personas a generar buenos contenidos. Y en esa situación, si quieres que te encuentren tienen que buscarte.

Ahora la pregunta del millón es, ¿y cómo demonios hago que me busquen?

Demasiado equipaje

A muchas personas les pesa la vida. Se nota en cómo se comportan. Es lógico, llevan demasiado equipaje y cuando eso ocurre cada paso cuesta.

Los peregrinos que han pasado por el Camino de Santiago lo saben bien. Hay ocasiones en que incluso los cordones de las botas pesan. Por eso algunos van ligeros de equipaje y otros se arrastran a media jornada.

Cuando el equipaje pesa tienes que reducirlo para seguir avanzando.

En el Camino es fácil ver todo lo que hay y elegir qué sobra. En la vida es mucho más complejo. Pero también es mucho más larga, y dura para recorrerla a rastras…

O no.

Cada cuál sabe qué está dispuesto a soltar.